miércoles, 29 de febrero de 2012

RICOS Y POBRES

El mundo con dinero es una selva de depredadores. El mundo sin dinero es una prueba de supervivencia en esa jungla hostil. Mientras los adinerados juegan a comprar y vender, los pobres juegan a jugarse la vida. Las libertades y los derechos son directamente proporcionales a la cantidad de dinero que acumula una persona, mientras que los deberes son indirectamente proporcionales. El rico se cree que todo se compra y el pobre se cree que puede venderlo todo, incluso su vida... Los que más tienen más quieren y comercian con ello, el que no tiene nada solo quiere lo necesario y trueca lo único que tiene, alquila su cuerpo al peor postor o prostitulle sus principios por hacer cosas que en otros derroteros sería incapaz. Todo por un atajo de papeles, unas cifras, unas monedas, unos valores, unos activos bien guardados que nunca se pierden, siempre vuelven a los mismos montones, la banca gana. Y vivir de la hipocresía del rico que ayuda a organizaciones no gubernamentales con la finalidad de blanquear parte de su capital, o realizar mínimas donaciones que le repercutirán máxima ganancia en publicidad, prestigio y captación de nuevos fondos. Tiburones del mar de los negocios, visionarios de apuesta asegurada, jugadores con ases en la manga, tramposos de faroles efectivos,... todos tienen como objetivo seguir siendo ellos mismos, para que los demás nunca puedan ser como ellos. Así pues, el pobre siempre será la sardina en sus fauces, marioneta de su propio destino, sparring saco de golpes, ignorantes almas en pena que morirán con lágrimas de sufrimiento y la cabeza bien alta.

CANCIÓN DE HOY: " MONEY FOR NOTHING".
PREGUNTAROS HOY:  ¿Que pasaría si los que menos tenemos pudiéramos gestionar lo que tienen los demás?¿Sería un mundo más equitativo o el vil dinero nos convertiría a nosotros en los nuevos depredadores?

lunes, 27 de febrero de 2012

MIS RECUERDOS DEL COLEGIO

Papá, tu cuando ibas al colegio, ¿te ponían muchos deberes?.
Esa pregunta ha removido en mi interior unos recuerdos que creía casi olvidados. He recordado a todos y cada uno de mi profesores de primero a octavo de EGB, a mis compañeros de clase y las rivalidades con otras clases, las asignaturas, los recreos, los bocadillos para el almuerzo, los uniformes, las batas, los castigos con golpes de regla, libros en cruz o páginas y páginas de copia la frase que se le antojara al profesor. He recordado las pesadas mochilas cargadas de libros, los exámenes de control semanal, los exámenes por sorpresa de los lunes (que por ser siempre los lunes dejaban de ser sorpresa), la hora de repaso como castigo, las excursiones donde nos llevaban como cabras, los dichosos problemas de matemáticas, las clases de inglés cuando España era espanglish, el innombrable latín, las hojas de cálculo, las ciencias naturales, la pre-tecnología y proyectos, el dibujo lineal, la religión obligatoria, la geografía e historia, la literatura, las ciencias sociales, las clases de música, las temidas clases de gimnasia en el polideportivo y las jodidas extraescolares Karate-Judo o Voleibol. Pero sobretodo he recordado que la enseñanza de antes no era tan mala pese a los malos recuerdos. La mayoría de los que hoy tenemos hijos en edad escolar podemos comprobar que, dejando de lado algunas maneras de los profesores, las materias entraban y se entendían, la preparación escolar era aceptable. Nos sabíamos al dedillo las tablas de multiplicar, la lista de los reyes godos, las comunidades y provincias de España, los ríos y sus afluentes, las capitales de países de todo el mundo, a veces hasta con canciones que nos ayudaban a recordar... Preguntarle a vuestros hijos o hijos de amigos por algún afluente del Ebro, o cual es la capital de Finlandia, o los escritores de la generación del 27, ... y quien no leyó varios libros durante cada año para trabajos de literatura o tubo que hacer un experimento con motores de 12V, volcanes en erupción o juegos de poleas. En fin... le contesté a mi hijo, SI, muchos deberes. Espero que los que te pongan a tí te ayuden casi tanto como lo han echo conmigo... aunque tenga malos recuerdos, mereció la pena.
Y como recuerdo de aquellos años, de los primeros amores, de los viajes de fin de curso y las fiestas de colegio... LA CANCIÓN DEL DÍA: "TE VÍ CORRER", de Tennessee.

domingo, 26 de febrero de 2012

EL AMOR ES UNA MIERDA

Llevaba tiempo queriendo sacarlo fuera. El dolor era insoportable y cada vez que lo intentaba, el corazón se le aceleraba, se le perlaba la frente de sudor y al final tenía que volver por donde habia venido, rojo como un tomate. Se le había formado un nudo en el estomago cada vez que quería expulsar eso que llevaba dentro. De echo sabía que le costaría horrores, pero no le quedaba más remedio. La situación se había convertido en un problema, un problema que podía incluso acabar con su salud. Lo cierto es que mucho tiempo antes, había sido feliz. Se había llenado de sensaciones, emociones y placeres. Pero poco a poco se dio cuenta que algo no funcionaba, algo no iba bien. No digería bien aquella incómoda situación. Y aunque se había preparado a conciencia para poder acabar de la mejor manera posible, tenía sus dudas, sus miedos. Sabía que le costaría sangre, sudor y lágrimas. Pero debía intentarlo una vez más, así que se plantó delante, se sentó y sin más miramiento comenzó con su ceremonioso ritual. Comenzar era lo que más costaba. Con todo el esfuerzo del mundo se dio cuenta que iba por buen camino, comenzaba a surgir efecto tanta preparación, tanto esfuerzo y sobre todo tanta voluntad de acabar de una vez por todas. Al final, como imaginó, se libró de todo aquello y se sintió mucho mejor, más aliviado, más libre, más cómodo. Y mientras tiraba de la cadena sin mirarlo, se dijo a si mismo... un día más conmigo y habría terminado por cojerte cariño.

viernes, 24 de febrero de 2012

DÍA DE MOQUILLO, SESIÓN DE CINE

Maldita cascada de gotas líquidas que emana de mis fosas nasales, maldita plaga de bacterias y virus legionarios que atacan sin piedad cada una de mis neuronas. Me siento decaido, flojo y sin ganas de nada. He gastado las reservas de celulosa de mi casa, del trabajo y del bazar chino más próximo. La visita médica, como siempre, no es urgente. El servicio está colapsado aunque te estes muriendo. Los ojos se me van a salir en uno de mis estornudos, me lloran sin motivo y me escuecen los labios y nariz. Vamos, que estoy echo un desastre. Y cuando me pasa esto, por suerte no muy frecuentemente, sigo un mismo ritual: manta, sofá, pañuelos, mucho líquido y sesión de películas antiguas. Hoy me he programado Cantando bajo la lluvia y Siete novias para siete hermanos. Dos musicales que me haran viajar en el tiempo, y posiblemente acaben sumiéndome en un sueño placentero. Así que apaguen las luces que comienza la sesión.

CANCIÓN DEL DÍA: "Singing in the rain".




jueves, 23 de febrero de 2012

LA SOMBRA DE MARTA (parte 4)

No fui consciente de cuanto tiempo pasé acuclillado en el pasillo, inmobilizado por un miedo que asaltó mi cuerpo sin permiso. La verdad es que después de escuchar el segundo grito hubo silencio. Con más esfuerzos de la cuenta me obligué a levantarme y muy lentamente, con la espalda pegada a la pared del pasillo, me dirigí hacia el salón principal. Al llegar a la puerta del salón aprecié que la ventana desde la que Mayte observaba las vistas se encontraba cerrada, incluso la persiana de aluminio había sido bajada, con lo que la iluminación del salón se limitaba a los pequeños reflejos que entraban por las fisuras entre sus lamas. Intenté accionar el interruptor de la luz, pero no funcionaba. Repetí la operación como si por arte de magia en uno de los clicks se encendiera. No me consideraba una persona miedosa, es más, siempre había alardeado de ser valiente, pero en esta ocasión me era casi imposible controlar los ataques histéricos que el miedo producía en mi mente. Sin atreverme a entrar en el salón y utilizando la inexistente iluminación del mismo, repasé el suelo de punta a punta esperando encontrar un bulto que me recordara la figura de Mayte, quien sabe si herida o algo peor. Pero no, en el comedor no parecía que hubiera nadie. Como sí quien fuera el que hubiera atacado a Mayte la hubiera arrastrado hasta la puerta principal, saliendo por ella y obviando mi presencia. El pasillo por suerte continuaba iluminado gracias a un plafón estilo victoriano colgado de la pared más alejada del salón, pasada la distribución de cocina y aseo. Me dirigía a la puerta principal para comprobar que no hubiera nadie en el descansillo. Mi torpeza y mis nervios me hicieron tropezar con un recibidor clásico que a punto estubo de hacerme dar de bruces contra la entrada, pero conseguí guardar la verticalidad milagrosamente agarrándome al pomo. El tropezón hizo que dejara caer parte del peso de mi cuerpo sobre el pomo y mi mano lo giró sin exito. La puerta principal ni se movió. Estaba cerrada. De nuevo me asaltó la angustia, los miedos y las dudas. Volví a repasarme los bolsillos buscando la maldita llave de la puerta y comprobé que, al igual que mi teléfono móvil, habían desaparecido. No podía ser casualidad. Las llaves no las había sacado para abrir puesto que la puerta estaba abierta. Hubiera escuchado el ruido del juego de llaves al caer aunque lo hubieran echo sobre el suelo enmoquetado. Me dí cuenta que tampoco llevaba en mis bolsillos el paquete de tabaco rubio, ni mi cartera. Lo único que encontré en lo profundo de mi pantalón fue el mechero y dos monedas de veinte céntimos que me sobraron al comprar el tabaco. Comencé a pensar que estaba soñando y que despertaría de esa pesadilla de un momento a otro. Y allí seguía ante la puerta de entrada. De pronto se iluminó el salón a mi espalda. Como si después de un corte de fluido eléctrico hubieran levantado los magnetotérmicos del contador.
Me giré, despacio, observando que la araña de crista que pendía sobre la mesa del comedor brillaba por la luz que desprendían sus cuatro bombillas halógenas. Sin pensar, como hipnotizado, me adentré en el salón agradeciendo la luz. Y entonces lo ví. Un charco de sangre había teñido el suelo del salón, junto a la ventana donde se encontraba Mayte. Sangre, sangre fresca no coagulada, pero nada más. Ni cuerpo ni rastro, ni gotas de salpicadura, ni huellas de pisadas, ni vestigios de lo que había pasado. En ese momento saqué de mi interior mi lado más racional. Se había cometido un crimen. Yo estaba encerrado. El autor del crimen podría seguir cerca. Debía llamar a la policía, a mi jefe, avisar a los vecinos, dar la voz de alarma,... y no sabía por donde empezar.

CONTINUARÁ.....

SOY COMO MIKE JAGGER

Me considero una persona poco agraciada, como se suele decir, del montón (lo que no se es de cual monton o quien amontona). Algo de sobrepeso aunque ágil. Pronunciada calvicie tipo cura-monaguillo, aunque si eres más bajo de estatura que yo apenas se nota. Mis ojos no son de un color especial (oh, tiene los ojos verdes, o azules,...), son color marron normal tirando oscuro, aunque siempre queda bien decir que son color miel. No tengo tableta de chocolate en mi abdomen, más bien tengo la fábrica de NESTLÉ metida dentro. Me crecen unos pelos en las cejas muy rígidos, parecidos a las cerdas de los cepillos de dientes. Soy bastante inverbe, no me crece demasiado bello en el cuerpo, y el que me crece aquí o allí está bastante mal repartido.
 Hago esfuerzos preocupándome por mi aspecto, me suelo rasurar lo que sobra, vestir correctamente para no empeorar mi imagen, peinarme lo mejor que puedo (generalmente pelito corto y flequillo de punta, me hace parecer más alto y disimula la calvicie), llevo una correcta higiene, me cuido la manicura y me preocupo bastante de mi dentadura (de la cual estoy muy orgulloso, pues nunca he visitado un dentista y no he tenido problemas, es más tengo los dientes mucho mejor y más sanos que la mayoría de gente de mi edad),... en fin, que como dice el refrán, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y no puedo cambiar lo que soy, si un caso puedo mejorar algo. Pero aunque me cueste mirarme a los espejos, hay una cosa que no puedo evitar... me gusta moverme como Jagger, el cual tampoco era muy agraciado pero al igual que yo, cuando nos movemos tenemos nuestro punto showman.. y eso nos encanta.. así que acompáñenme amigos que pronto llega el viernes y hay que ir calentando esos cuerpos...
TEMA DEL DÍA: "Moves like Jagger" de Maroon 5 y Cristina Aguilera...... A bailarrrrrrrrrr!!!!

miércoles, 22 de febrero de 2012

CUANDO LO SIENTO NO SIRVE DE NADA

Dos palabras: "lo siento". Cuesta tanto decirlo a veces, otras se dice fácilmemte, a la ligera. Cuando es de las primeras, duele. Cuando es de las segundas, le duele a quien lo escucha. La primera sale de dentro, como con arcadas, entre lágrimas. La segunda sale por salir, como eacupiendo, entre risas estúpidas. Lo siento de verdad, lo siento de corazón, lo siento te lo juro, y lo siento tanto que he dejado de sentirlo. Después de muchos lo siento me he dado cuenta que me sobran las disculpas, me sobran las palabras. No quiero hacer daño, pero tampoco puedo decir lo siento. Esta vez no, se acabó el dolor. No me esperes que no regreso, todos tenemps nuestro propio corazón, y el mio se cansó de disculpas que le duelen más a él. Esta vez no intentes matarlo y querer que te pida perdón.

CANCIÓN DEL DÍA: "ESTA VEZ NO"  de Manuel Carrasco. (pedazo de letra tiene la canción)

martes, 21 de febrero de 2012

YA NO TENGO MIEDO

Miedo al fracaso. Miedo a no admitir mis errores. Miedo a que se acabe. Miedo a lo que vendrá después. Mundo desconocido que no deseas pero que anhelas. Sueños que se han roto y dan paso a pesadillas. Deseos de un cambio que nunca se produce. Destino cruel que puso sobre mi espalda el peso del mundo. Cualquier camino será difícil recorrer. Cualquier decisión marcará mi vida aunque ésta ya este marcada a fuego. Por que el amor que me abrasaba ya no quema, sólo escuece. Lo más difícil es seguir sabiendo lo que sabes. Lo más difícil es elegir sin saber que elegir. Seguir en la brecha y morir en el intento o soltar las manos de ese clavo que nos quema el corazón, nos mata el alma. Se apaga, se marchita y se puede evitar, por más lumbre que intente buscar, por más mimo que ponga, nuestro amor va en decadencia, nuestro amor vive sus últimos días. 
Nuestro amor será el amor que nunca fue, será el amor que quisimos y nunca tuvimos, será el amor que  nos dimos sin darnos a nosotros mismos. Por suerte, nuestro amor también me ha enseñado a no tener miedo.
Canción del día: temazo de Pablo Alborán: "MIEDO".

domingo, 19 de febrero de 2012

UN DOMIGO CUALQUIERA

Domingo. ¿Qué haces un domingo? Pues depende. Si te has pegado la fiesta padre el sábado, seguro que estarás con la caraja tumbado en la cama o en el sofá, o de pajareo con los amigos en el parque de turno o en la casa del que siempre está sólo y tiene una buena consola. Si tienes novia/o los domingos son días de comidas en familia (aguantar al suegro/a), tarde de cine y con un poco de suerte, polvote rápido en el coche (para los afortunados que dispongan de él). Si lo tuyo es el pack completo, esposa e hijo/s, los domingos son días de arreglar y limpiar, llevar a los peques al parque, sacarles las bicicletas, y al final del todo, sofá y película (siempre y cuando no tengas que tragarte una de Disney).

Hay mil formas de pasar los domingos, no siempre se cumple el dicho de fútbol y toros. Y depende mucho de la edad, las compañías y los hábitos. Yo, hoy domingo, he hecho un repaso a todos mis domingos de los 36 años de mi vida. Para mí los domingos comenzaron siendo días de familia, tapeo en bares y comer con los abuelos, tíos y primos (como si cada domingo celebráramos una BBC, Boda Bautizo o Comunión). A medida que iba creciendo, entre la infancia y la pubertad, los domingos dieron paso a televisión recién levantado (Tocata, la bruja avería y comando G eran mi perdición), después coca-cola y algo de picar en el bar de turno con la familia y casi sin comer, tarde de cancha de baloncesto o fútbol sala con los amigos. Ya bien entrada la pubertad, en lo que las madres llaman “la edad del pavo”, mis domingos cambiaron la televisión de buena mañana por la cama y la resaca, los tapeos en familia por la falta de apetito y estómago de punta (calmado por almax o milagrosas pastillas contra el resacón), las tardes deportivas por las películas de cine agustito de fumar cigarritos de la risa y otras sustancias afines. Además, los domingos comenzaron a alargarse. No se acababan al irse el sol, continuaban en el parque del barrio cual lunes al sol. Empezaron a jugar un papel importante las discotecas y salas de fiesta. Cuanto más marrulleras mejor, así teníamos asegurada la diversión, ligue, borrachera y jaleo, lo ideal para un domingo de lujo. Los años van dejando mella y las ganas de salir y ponerse hasta los ojos van disminuyendo. Conoces a esa chica/o. Esa que tu crees que va a ser y no es. Esa que te separa/aparta de tus vicios y te los cambia por otros (ropa, perfume, dinero en el bolsillo y buenos modales). Esa que cuando se acaba lo que se daba te deja sumido/a en tu primera depresión sentimental. Esa que te hace ver que la vida es algo más que domingos y vicios.

 Y por fin, llegas a una edad en la que los domingos, son domingos. Son esos días que tu planeas con antelación (aunque casi siempre se cambian a última hora). Son esos días que quedas con tus amigos y respectivas parejas, esposas, hijos,.. y nos vamos a pasar un domingo tomando unas cervecitas a cualquier bar-terraza o picnic, con las bicis de los niños, y se nos dan las tantas si comer. En ese momento miro a mis hijos y los veo, coca-cola en mano y boquerones en vinagre delante, sudando por haber estado jugando a fútbol o con las bicis, y pienso… que poco os queda para decirme: “papa, déjame dormir y no me esperes luego que me voy al cine con los colegas”, mientras le hueles la ropa a cigarrito de la risa y lo ves echo un trapo por el festival de la noche del sábado… los tiempos cambian, pero la vida es un ciclo y todos la vivimos.

Y COMO RECUERDO DE UNO DE ESOS "MIS DOMINGOS" OS DEJO LA CANCIÓN DEL DÍA: "TERRATITANIC"

viernes, 17 de febrero de 2012

AZÚCAR A LA VIDA, QUE ESTAMOS EN CARNAVAL

Soñar por un rato ser quien no eres, bailar, saltar, divertirse, evadirse de los problemas, disfrutar, transformarte, echarle guasa, imaginación, salsa, espontaneidad, humor, unas gotas de alcohol si cabe, relajarse, dar rienda suelta a las emociones, ser más extrovertido, sacarte las telarañas, olvidar lo malo… ESTAMOS EN CARNAVAL…. AZÚCARRRRRRRRRRRRRRR….

Pero cuando todo acabe recuerda… no hay que llorar, que las penas se van cantando.
Canción de hoy: “LA VIDA ES UN CARNAVAL” de la más grande, Celia Cruz.

miércoles, 15 de febrero de 2012

LA SOMBRA DE MARTA (parte 3)

La puerta se cerró justo detrás de mí con un movimiento rápido. El ruido al cerrarse sonó como un disparo a corta distancia e instintivamente mi cuerpo reaccionó haciendo “la tortuga”, es decir, encogiéndome de cuello hacia abajo, flexionando mis rodillas y agazapando los brazos como si quisiera esconder mis partes vitales en un caparazón imaginario.
-         ¡Albert!, ¿se ha asustado?, no debí abrir la ventana. La corriente estuvo a punto de romper la puerta al cerrarse. Lo siento.
La voz, angelical, más suave e hipnótica de lo que recordaba telefónicamente me hizo girar la cabeza hacia el salón, y entonces la vi, por primera vez, ante una ventana abierta que dejaba entrar la brisa haciendo que su vestido de hilo blanco se moviera, despacio, como bailando al son de una música celestial. Su cuerpo se dibujaba a tras luz, cada una de sus curvas, de sus preciosas curvas. No me hubiera imaginado a Maria Teresa de esa manera por mucho que mi retorcida y lujuriosa mente se hubiera esforzado, pero la verdad es que en ese momento era como estar presenciando su cuerpo desnudo, pidiéndome a gritos que lo abrazar, que lo tocara, que le diera amor por cada uno de sus poros.

-         ¿Se encuentra bien? Solo ha sido un descuido, aunque entiendo que se haya asustado.- mientras yo salía de mi entonación amorosa ella se había acercado hasta mí y me tendía su brazo para que volviera a incorporarme sacando mi cuerpo de esa coraza protectora invisible.
-         Todo bien, señora Maria Teresa, disculpe el malentendido y esta cobarde reacción, pero hoy parece que me he levantado con el pie izquierdo.- me excuse mientras intentaba aderezarme mi camisa sin corbata, mis vaqueros slim y a continuación dedicarle una de mis sonrisas de conquistador que tan buen resultado me habían dado en algunas ventas.
-         ¡Por Dios Albert, no me llames señora! No habíamos tenido la oportunidad de presentarnos formalmente, soy Mayte.- dijo acercando su cara a mi rostro y acariciando suavemente mis mejillas con sus labios para darme un par de besos que noquearon los pocos sentidos que aún no deseaban sexo.

Justo instantes después del intercambio de besos, me obligué a centrarme ya que estaba notando que mi lado salvaje se abría paso a empujones para salir al exterior.
-         Está bien, Mayte. Lo primero de todo, voy a comprobar porqué la puerta estaba abierta y voy a mirar que todo este en orden para comenzar la visita, ¿ha visto entrar o salir alguien del piso mientras esperaba? ¿ Ha visto algo más del piso que el salón?.- decía mientras  mis manos  hacian gestos para indicarle que se mantuviera a la espera en el salón y mis pies me llevaban al distribuidor para comprobar que no estuviera ni el  portero ni la policía ni ningún maleante o lo que sería peor, un ocupa que hubiera aprovechado la situación vacía del inmueble para vivir como los reyes.

Saqué la cabeza por la puerta del distribuidor principal y divisé el pasillo en toda su longitud. A primera vista no se veía nada fuera de lo normal. Válgase decir que yo no conocía el piso más que en fotografías, las que realizó mi jefe concienzudamente para que ningún vendedor tuviera que pasar por la vivienda si no fuera estrictamente necesario y sólo con su previo aviso y autorización. Escuché como Mayte me contestaba desde el otro lado del salón principal que no había pasado de esa estancia, que solo había llegado hasta la ventana para observar las vistas, y que no, no había visto a nadie entrar o salir.
Perdí de vista el salón y me adentre en el pasillo. Cabe decir que los 310 metros cuadrados de vivienda escondían muchos rincones, pero tenía fe que lo de la puerta sólo fuera una casualidad, un descuido de otro vendedor o del portero o de alguien que hubiera venido con anterioridad. A medio pasillo el distribuidor daba paso a dos estancias, cocina y baño de cortesía. Abrí ambas puertas, encendí los interruptores y se iluminaron los techos de ambas. El baño lo repasé sin tener que entrar, unos 15 metros cuadrados que albergaban lavamanos de diseño en cristal de bohemia, cabina para el retrete, baúl de baño decorado con motivos marítimos y un gran armario blanco de madera de abedul con detalles en color azul turquesa y puertas biseladas con cortinas interiores. A parte de eso, nada más.
En la cocina tuve que adentrarme. Estaba dividida en 3 zonas. Kichenette con isla central, comedor y cuarto de colada. En total unos 70 metros cuadrados bien distribuidos. Cuando estaba dispuesto a hacer un movimiento de cu-cu en la puerta del cuarto de colada, llegó desde el comedor un grito. Un grito gutural que puso en alerta cada una de mis neuronas y sacaron fuera cada uno de mis miedos. Medio bloqueado y casi obligado a reaccionar deshice los pasos sobre el suelo de gres de la cocina y volví al parquet del pasillo distribuidor buscando en mis bolsillos el teléfono móvil con desesperación. Se volvió a escuchar otro grito, este más apagado, como el de un último suspiro, como si con él se escapara una vida, y mi cuerpo se negó a continuar. Caí agazapado contra la pared del pasillo y me di cuenta que no llevaba el teléfono móvil encima. Mi mente temblorosa comenzó a emitir fotogramas como mandando mensajes subliminales: el teléfono debió caerse en la entrada cuando me asusté, en el comedor hay alguien más aparte de Mayte, los gritos parecían ser de mujer, no podía quedarme ahí, debía hacer algo, pero no sabía el qué.

CONTINUARÁ…..

CAN´T STOP SINGING

No puedo parar. Cuando todo va bien. No puedo parar. Canto, río, salto, grito. No puedo parar. Mi música preferida a todo volumen. Mi garganta gritándoles a todos que soy feliz. Se me ve venir antes incluso de llegar, desprendo magia, me irradia positivismo y alegría. Se contagia el buen humor. El cielo es azul, las flores brillan al sol con sus vivos colores. Soy feliz y no puedo parar. El mundo me sonríe. La gente me mira y se alegra. Todo va bien, todo sale rodado. La suerte de cara, no me hace falta el as de la manga. Muestro mi lado más feliz, voy bailando a cada paso que doy. No puedo parar por que todo va bien… Y de repente se me cruza una idea en la cabeza, una duda…. Hoy es el mejor día de mi vida, ¡¡¡¡¡¡¡verás como viene algún hijodeputa y me lo jode!!!!!!

MÚSICA DEL DÍA: THE RIGHT ONS "ON THE RADIO"
¡¡¡A TODO VOLUMEN!!!

martes, 14 de febrero de 2012

FELIZ DÍA DE LOS ATONTADOS

Porque sí, porque hoy es el día. Es el día de los atontaos… que digo yo, que el amor atonta, te deja esa risa boba, esa mente distraída, esas conversaciones sin sentido sobre si el cielo es azul o a que huelen las nubes… ¿Y que pasaría si ese atontamiento de los catorce de febrero se celebraran los 364 días restantes? ¿No cansaría tantos catorces de febrero? De todas maneras, se celebre hoy o se disfrute todo el año (lo más ideal), lo importante es querer… aunque que sólo quieras tú…

El video es muy bueno, totalmente recomendable para aquellos que pensamos que el amor es algo más que un día en el calendario.

lunes, 13 de febrero de 2012

LA SOMBRA DE MARTA (parte 2)

Sonó el teléfono móvil de empresa que descolgué con mi habitual saludo “Albert Fosch al habla, ¿en que puedo ayudarle?”. Al otro lado de la línea contestó Maria Teresa:

-        - Buenos días señor Albert, ¿le queda mucho para llegar a la visita que habíamos acordado?.
Mi voz se bloqueó mientras mi mente pensaba mil situaciones de confusión, ¿se habrá equivocado de dirección?, ¿Será una broma absurda de mis compañeros para fastidiarme el único día de fiesta del que dispongo? Mientras intentaba poner en orden mi cabeza y lograr contestar cortésmente a la extraña pregunta, mi mirada recorría todos los rincones de la calle por si veía a alguna joven, teléfono en mano, que buscara un portal, sin éxito.
-         Perdone Maria Teresa, lo mismo nos hemos confundido alguno de los dos, ¿Dónde se encuentra usted?.- conseguí responder no sin denotar un tono dubitativo.
-         Albert, disculpe, debí decirle que le esperaba en el rellano del piso. Llegué un poco antes de la hora acordada y cómo vi la portería abierta decidí curiosear la escalera. Ahora mismo me encuentro delante de la puerta de la vivienda, que por cierto se encuentra también abierta y pensé que usted se me había adelantado.- escuché con atención mientras mi mano nerviosa trataba de encontrar la llave del portal.
-         No, por Dios, disculpe usted Maria Teresa, ahora mismo subo. Pero mientras tanto, no entre en el domicilio, espere en el rellano. La puerta no debería estar abierta…- dejé la frase en el aire y colgué la llamada para centrarme en abrir el portal que se resistía a la llave.

Más por fuerza que por maña y a punto de romper la llave, cedió la cerradura y me adentre escaleras arriba, corriendo, por no perder tiempo esperando al ascensor. Reparé en que el cubículo del portero se encontraba vacío. Desconocía si habían sustituido al anterior por lo que no me preocupé en demasía. El piso en cuestión, tercero de altura, se encontraba encarado al noreste, y a través de los ventanales del rellano una luz intensa deslumbraba los suelos enmoquetados y las paredes revestidas del pasillo. Al llegar a la puerta del 3ºC, nadie. Ni rastro de Maria Teresa. Eso sí, la puerta estaba abierta, como había dicho. Pensé que esto no me podía estar pasando a mí. Para una dichosa venta que, con un poco de suerte, iba a salvarme el mes económicamente, se me estaba complicando por momentos. No sé si valoré todas y cada una de las posibilidades que tenía, lo que sí sé es que debía salir al paso fuera como fuera, encontrara lo que encontrara en el interior. Mientras cruzaba el umbral rezaba plegarias mentales para que Maria Teresa estuviera dentro, a ser posible sola y dispuesta a firmar un preacuerdo de venta…
CONTINUARÁ….

BUSCANDO LA LLAVE MAESTRA.

Aún me pregunto el porqué, si fue queriendo o sin querer. Si caí porque tropecé o si me hiciste caer. Yo siempre he dado todo, tú recibías sin dar nada. Los años, meses y días se escapaban en tu mirada. No me di cuenta del dolor, no quería ver mi sufrimiento, sabía que tú esperabas que llegara este momento. Te hubiera bastado una palabra, una disculpa o un “lo siento” y yo hubiera dejado de navegar, contra marea y contra viento. Intenté pasar por alto cada uno de tus malos días, intenté convencerme que sí que me querías. Ilusa, engañada y derrotada por dentro, hubiera evitado el infierno en el que hoy me encuentro. No sé si podré levantarme, no sé si merece la pena, vivir y volver a ilusionarme para luego cumplir condena. He caído muy profundo por culpa de un amor que merecía, y sin darme cuenta que caía hoy me cuesta volver al mundo. Mirar de frente la vida, levantar bien la cabeza, olvidar que estoy perdida y el corazón lleno de tristeza. Volveré a intentarlo, volveré a sobreponerme, esperando con el alma rota, que alguien pueda llegar a quererme.

 “Las puertas del verdadero amor me siguen escondiendo su llave maestra”

domingo, 12 de febrero de 2012

LA SOMBRA DE MARTA (parte 1)

Por desgracia la vida de vendedor de pisos tenía esos inconvenientes. Era domingo y me encontraba a las puertas de un bloque de pisos de lujo en el barrio de Sarriá, esperando a la cliente de turno. Seguro que sería la típica yuppie que buscaba su nidito de amor en el centro de Barcelona. Aunque pareciera raro que yo trabajara en domingo, la oportunidad lo merecía. El piso en cuestión llevaba casi un año en venta y no había recibido ninguna visita. Podía ser entendible por el precio de venta, elevadísimo para los tiempos que corren, incluso para los yuppies acaudalados, pagar más de 7.000 € al mes de hipoteca era una barbaridad. Pero lo curioso es que nadie sabía lo que había pasado en él. Justo una semana antes de agenciarse la primicia de venta nuestra empresa, la propietaria, hija de un magnate barcelonés afincado en Arabia Saudita, había fallecido en su interior. Los trabajos policiales de investigación y forense tras el hallazgo del cuerpo por el portero de la finca fueron tan discretos que ningún vecino se percató de lo sucedido. Tan sólo el portero, que a la semana recibió una cuantiosa suma de dinero por parte de la familia y colgó su uniforme para desaparecer del mapa posteriormente, y la policía conocían lo sucedido. Los comerciales de nuestra empresa supimos la historia de rebote cuando nuestro jefe envió un e-mail por error a todos los trabajadores, y que iba dirigido al Intendente Jefe de los Mossos de Escuadra, informando que el sr. Agustí Guasch i Solà, padre de Marta Guasch, la fallecida, había cedido los derechos de venta del inmueble a la empresa tras el trágico suceso, solicitando en el mismo, que tanto la investigación judicial como las pertinentes visitas que recibiera el inmueble, fueran lo más discretas posible.
Conocido el caso por todos los trabajadores de la inmobiliaria, comenzaron los rumores y las indagaciones. Lo poco que se sabía de Marta Guasch era lo que se reflejaba en las redes sociales. Perfil de facebook inactivo desde hacia meses, con poca actividad (tan solo 30 amistades) de la que se podía desprender que Marta era una estudiante dedicada única y exclusivamente a acabar su carrera de química con “honoris causa”. Sin fotos comprometedoras, sin chistes ni enlaces picantes, sin ningún posible hombre que pareciera interesarse por ella, ni tampoco ninguna mujer. Las causa de la muerte eran desconocidas por todos, y nuestro jefe de ventas, Salvador, se ocupó muy bien de terminar con las investigaciones de curiosos, expedientando a todo aquel que fisgoneaba en el asunto.

El hecho en sí dejó de ser noticia de corrillo a las pocas semanas de conocerse, olvidando por completo la historia que renacía justamente hoy que se cumplía un año del fallecimiento de Marta. Y ahí estaba yo, esperando a mi clienta que ya llevaba quince minutos de retraso. Hubiera sido una visita normal, pero no lo era. La clienta que dijo llamarse Maria Teresa en conversación telefónica, tendría que haber pasado en horario comercial por la oficina a cumplimentar la ficha de visita, pero las condiciones especiales que expuso por teléfono y la jugosa comisión que podría llevarme por la venta de la vivienda hicieron que me saltara varios pasos sobre confirmación de identidad, solvencia económica y referencias. La señora o señorita Maria Teresa comentó en nuestra conversación que, aunque tenía 26 años, no le preocupaba el importe económico ya que disponía de una cuantiosa herencia de su padre, fallecido en Afganistán durante una misión militar a la que no quiso dar más detalle. Nueva rica, joven y con ganas de gastar dinero, pensé yo, toda una joya para caerle bien el primer día y tentar al destino con una jugada redonda, venta del piso, pastón por comisión, flechazo a primera vista, mudanza conjunta y a vivir de la sopa boba.
20 minutos de retraso y yo seguía soñando con una vida imposible.

CONTINUARÁ….

NO TENGO NADA SIN TÍ.

COMPARTE MI VIDA, TÓMAME POR LO QUE SOY
PORQUE YO NUNCA CAMBIARÉ TODOS MIS COLORES POR TI
TOMA MI AMOR, NUNCA TE PEDIRÉ DEMASIADO
SIMPLEMENTE TODO LO QUE ERES Y TODO LO QUE HACES
REALMENTE NO NECESITO MIRAR MUY LEJOS
NO QUIERO TENER QUE IRME A DONDE TU NO ME SIGAS
NO QUIERO CONTENER DE VUELTA, ESTA PASIÓN QUE TENGO DENTRO
NO PUEDO SOBRELLEVARLO POR MI MISMA
NO HAY LUGAR DONDE ESCONDERSE
BUENO, NO ME HAGAS CERRAR OTRA PUERTA MÁS
NO QUIERO SUFRIR MÁS
QUÉDATE EN MIS BRAZOS SI TE ATREVES
O ACASO DEBO IMAGINARTE ALLI?
NO TE ALEJES DE MI...
NO TENGO NADA,
SI NO TE TENGO A TI,
TU PUEDES VERME A TRAVÉS, DIRECTO A MI CORAZÓN
TU ROMPES MIS PAREDES CON LA FUERZA DE TU AMOR
NUNCA CONOCÍ  UN AMOR COMO EL QUE CONOCÍ CONTIGO
UN RECUERDO SOBREVIVIRÁ , UNO SOBRE EL CUAL ME PUEDO SOSTENER.

El eco de tu voz quedará siempre flotando en muchas de nuestras historias. DEP Whytney.


sábado, 11 de febrero de 2012

LOS QUESITOS DE LA VIDA

Después de una buena sobremesa en compañía de amigos, habiéndonos bebido un par de botellas de zumo de uva (un par de tintos y una de rosado), mientras nos disponíamos a seguir con cafés, copas y demás, a alguien se le ocurrió la idea de jugar al “trivial” por parejas. La verdad es que hacia años que no jugaba al trivial, pero envalentonados por el buen rollo que había y con la intención de tomarnos el juego más a broma que a competición, le hicimos sitio al tablero y empezamos la partida.
A medida que el juego tomaba cuerpo, entre risas y tonterías, creció en los participantes la competitividad. A mí y a mi mujer no nos iban mal las cosas, habíamos conseguido cuatro quesitos e íbamos en cabeza. A la siguiente ronda volvimos a caer en una casilla de quesito, deportes, aunque ese ya lo teníamos. Nos lanzaron la pregunta, complicada, comenzó a contar el reloj de arena y erramos la respuesta. Cuando le iba a pasar los dados a la siguiente pareja, uno de los participantes dijo: “Espera un momento, tienes que quitarte el quesito naranja”. Mi ignorancia en las reglas del juego hizo que protestara en desacuerdo. No entendía porqué una cosa que ya había conseguido me la tenían que quitar. Comenzó entonces una conversación sobre reglas y normas, y el juego quedó en un segundo plano. Desconozco si fue por el vino o porque estábamos en un ambiente agradable, pero el hecho de perder o ganar dio paso a auténticos debates dialécticos. Un buen amigo mío, que participaba poco, de esos que siempre piensas que están como distraídos, que no se integran en el mismo nivel que el resto (a diferencia de su mujer, una cotorra de pedigrí) tomó el turno de palabra y expuso lo siguiente:

“El juego del trivial no es más que un juego. Da igual quien gane o quien pierda. Da igual si las reglas son unas u otras. Al final siempre hay un vencedor y los demás, perdedores. Yo no sé si pierdes quesito al contestar mal, lo que sí se que si el juego fuera un reflejo de la vida, ese quesito debería perderse.”
Todos los presentes escuchamos atónitos su introducción y nos pusimos a reflexionar para nuestros adentros, y se hizo un silencio.
Mi amigo al ver que nos había callado a todos, se echó a reír a carcajadas, y continuó con su discurso.

“Mirar, para mi la vida no es otra cosa que un juego. Un juego en el que participas activamente. Un juego que te pone obstáculos, pruebas y te obliga a tomar decisiones. Unas veces aciertas y otras te equivocas. Ensayo y error, la gran madre de la ciencia. Lo que sí tengo claro es que cada vez que tomas una decisión, cada vez que consigues algo, cada vez que aciertas en las duras pruebas de la vida, no te puedes recrear en lo conseguido y olvidarlo a continuación. Todo lo que se consigue en esta vida hay que guardarlo.
Y guardarlo bien. No esconderlo y olvidarlo. Guardarlo y mimarlo, cuidarlo, quitarle el polvo de vez en cuando, y mejorarlo si cabe. Cuando algo en esta vida te ha costado esfuerzo, sudor y lágrimas para conseguirlo no se puede dejar olvidado en un rincón. El día que yo abandone esta vida no me sentiré orgulloso por lo que he conseguido. Me sentiré orgulloso por lo que he mantenido, por lo que he llevado conmigo, por lo que he querido, amado y conservado, por lo que he aprendido con ello y por la felicidad que me ha aportado saber que he luchado hasta el final, que he superado pruebas y obstáculos  intentando perder lo menos posible en el camino, como por ejemplo, mi mujer, mis amigos, mi familia, … todo aquello que hoy tengo y por lo que me levanto cada mañana y sonrío al sol. Todo aquello por lo que doy gracias de seguirlo teniendo al final del día.”

Sólo os puedo decir que no acabamos de jugar la partida, aunque todos, los presentes sabíamos que alguien había ganado. Y no sólo había ganado ese juego, había ganado en su vida y nos había echo ganar un pedacito de las nuestras.

viernes, 10 de febrero de 2012

¿QUE TE PASA?

-         ¿Que te pasa?
+ Nada.
-         Venga, no empieces, que nos conocemos.
+ Que no empiece el qué.
-         Te pasa algo, te lo veo en la cara.
+ ¿Qué pasa, que ahora también lees las caras?
-         Ves, contestas con rabia, respondes a una pregunta con otra pregunta. ¿Te pasa algo?
+ ¿No te he dicho ya que no? Pues déjame tranquila.
-         ¿Pero no ves que me preocupo por ti? Lo único que quiero es ayudarte si te pasa algo, sabes que puedes confiar en mí.
+ ¿Confiar? ¿Cómo piensas que voy a confiar en alguien al que le digo que me deje tranquila y no para de agobiarme? Además si me pasara algo es problema mío.
-         Acabáramos… o sea que te pasa algo y lo arreglas diciendo que es tu problema… pues estás muy equivocada, ¿sabes? Lo que te pasa a ti también repercute en tu entorno, también me afecta a mí… porque te quiero.
+ Tú no tienes nada que ver. Son cosas mías.
-         Entonces, ¿ves como te pasa algo?, anda, cuéntame. Al menos si no puedo ayudarte quizás te venga bien sacarlo.
+ Sacar, ¿el que? Ni que fuera a parir. No me pasa nada, déjame.
-         En que quedamos, te pasa algo o no. Tu voz dice que no, pero tus actos dicen que sí.
+ Mentalista, psicólogo, … ¿te falta algún título en tu vida?
-         No me ataques, no voy a enfadarme. Se que estas mal por algo y no le voy a echar cuenta a tu ironía. Sólo quiero que sepas que estoy aquí. Para lo que quieras.
+ Quiero que me dejes tranquila.
-         De acuerdo, si es lo que quieres. No me iré muy lejos, por si te arrepientes o necesitas hablar de algo.
….. ….. ….. ….. (Silencio)
+ Perdóname.
-¿Perdonarte por qué?
+ Por lo de antes. He sido grosera contigo.
-         No pasa nada. No tienes porque pedir perdón. No me he sentido ofendido. Sólo trataba de ayudar.
+ Lo sé.
-         ¿Quieres decirme, entonces, que es lo que te preocupa?
+ No. No quiero hablar.
-         Vale, vale. Pues nada, dejémoslo así.
+ No. No voy a dejarlo así. Voy a besarte, a desnudarte y hacerte el amor.
-         ¡Vaya! Me sorprendes.
+ ¿Sí? ¿Por qué?
-         Debe ser un problema gordísimo, un gran remordimiento de conciencia o una situación muy embarazosa… lo que sea que tengas. Pero de momento me voy a dejar besar, me voy a dejar desnudar y me voy a dejar hacer el amor.
….. ….. …… (Silencio) (Gemidos)
+ Sabes, no estaba segura de decírtelo.
-         ¿Decirme el que?
+ Es igual, déjalo. Era una tontería.
-         Mientras esa tontería vuelve a convertirse en un problemón, ¿podemos volver a hacer las paces?
….. ….. ….. (Silencio) (Gemidos) (Abrazos)….. Y dulces sueños….