Las segundas oportunidades no siempre son fáciles. El perdón no es gratuito. Cuando se ha sufrido el dolor siempre queda el miedo de volverlo a sentir. Las segundas oportunidades requieren de un doble esfuerzo, de una mayor dedicación, de más ganas y sobretodo de más amor. Si te conceden el lujo de una segunda oportunidad, aprovéchala, no todos se pueden permitir volverlo a intentar. La concesión de enmendar lo que ya se ha hecho exige mucha responsabilidad, un constante miedo al fracaso acecha y te siembra de dudas e inseguridades. Y cuando ya crees que todo se ha solucionado, te preguntas ¿Qué nos está pasando?, quizás demasiado tarde para dialogar la respuesta, para buscar opciones y soluciones. Quizás demasiado tarde para volverlo a intentar. Y vuelves a rogarle al cielo que te de una nueva oportunidad, quizás la tercera, cuarta o quinta,… pero la respuesta siempre fue la misma: ¿Otra vez?(no has tenido ya bastante para darte cuenta que todo se acabó)
No hay comentarios:
Publicar un comentario