domingo, 29 de enero de 2012

PREFIERO SEGUIR PRESENTE

Cueste lo que cueste. Todo tiene un precio. Caro es el peaje que se tiene que pagar para llegar a nuestro destino. En el camino van quedando ilusiones, proyectos, salud y seres queridos. Cada vez que das un paso se tensa más la cuerda que te lastra. Los deberes y obligaciones pesan, los años no pasan en balde, tus fuerzas decaen y el orgullo hace el resto a la voluntad. A veces te encuentras descansillos, respiras hondo, calmas tu dolor y vuelves a remangarte para seguir hacia delante. Los errores se acumulan, muy a nuestro pesar, se repiten, y nimban nuestra esperanza. Sólo un atisbo de luz en nuestro vía crucis nos vale para aferrarnos cual clavo ardiendo, haciendo un guiño a nuestra alma para engañarla de la realidad. Extenuados, agotados y al filo de la derrota, y de repente … una mano nos ayuda, alguien nos quita una piedra en el camino, por pequeña que sea nos parece haber derribado un muro. El agradecimiento nos da alas para creer, para tener fe… puedo hacerlo… y emprendemos nuestra marcha. Seguimos buscando la meta, queremos cumplir nuestro objetivo, capaces de dejarnos la piel en el intento, capaces de sobreponernos a nosotros mismos.
Y cuando por fin creemos que hemos llegado, echamos la vista atrás y vemos cuanto nos perdimos. Todos los momentos que pasaron por nuestro lado y que nos daban aliento sin darnos cuenta, sin apreciar las pequeñas cosas que de verdad merecen la pena. Apenados, no podemos volver atrás, sólo nos queda continuar… pero ya no somos los mismos. No se conceden milagros… y si existen son muy caros…. Anestesia para el alma….




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