domingo, 26 de febrero de 2012

EL AMOR ES UNA MIERDA

Llevaba tiempo queriendo sacarlo fuera. El dolor era insoportable y cada vez que lo intentaba, el corazón se le aceleraba, se le perlaba la frente de sudor y al final tenía que volver por donde habia venido, rojo como un tomate. Se le había formado un nudo en el estomago cada vez que quería expulsar eso que llevaba dentro. De echo sabía que le costaría horrores, pero no le quedaba más remedio. La situación se había convertido en un problema, un problema que podía incluso acabar con su salud. Lo cierto es que mucho tiempo antes, había sido feliz. Se había llenado de sensaciones, emociones y placeres. Pero poco a poco se dio cuenta que algo no funcionaba, algo no iba bien. No digería bien aquella incómoda situación. Y aunque se había preparado a conciencia para poder acabar de la mejor manera posible, tenía sus dudas, sus miedos. Sabía que le costaría sangre, sudor y lágrimas. Pero debía intentarlo una vez más, así que se plantó delante, se sentó y sin más miramiento comenzó con su ceremonioso ritual. Comenzar era lo que más costaba. Con todo el esfuerzo del mundo se dio cuenta que iba por buen camino, comenzaba a surgir efecto tanta preparación, tanto esfuerzo y sobre todo tanta voluntad de acabar de una vez por todas. Al final, como imaginó, se libró de todo aquello y se sintió mucho mejor, más aliviado, más libre, más cómodo. Y mientras tiraba de la cadena sin mirarlo, se dijo a si mismo... un día más conmigo y habría terminado por cojerte cariño.

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